Mantícora. 2022





 (CONTIENE SPOILERS)
 Llevaba tiempo queriendo ver esta peli tras leer varias críticas a su favor y, desgraciadamente, la historia o, mejor dicho, la manera de narrarla me ha decepcionado muchísimo. Sí que aprecio las buenas actuaciones de sus protagonistas y la dirección con esos planos claroscuros que le dan un tono más perturbador y aterrador a la historia haciendo que tenga un buen ritmo narrativo pero, conforme se va desarrollando la trama, Vermut nos da más de lo mismo. La peli trata sobre un diseñador de monstruos de videojuegos, solitario y apático, el cual tiene también sus propios monstruos internos que no le dejan estar tranquilo. Una noche conoce a una chica, de aspecto aniñado y varonil, y comienzan a salir devolviéndole un poco de felicidad a su vida hasta que ella y sus jefes descubren su terrible secreto: es un pedófilo que además había modelado virtualmente un personaje a imagen y semejanza de un vecino suyo de 8 años ya ya sabéis para qué. Los jefes le despiden y la chica, que ya tiene una vida complicada y no quiere más, corta con él quien, tras semejante varapalo, decide consumar en la vida real lo que hacía en su vida virtual, sin embargo, en el último momento, antes de llevar a cabo tan grotesco delito, cambia de idea y se tira por el balcón quedando incapacitado.

    Todo muy vermutiano, como veis, y encima el director nos dice que es una “historia de amor; todos buscamos amor y todos nos lo merecemos” y se queda tan ancho. Parece ser que quiere que los espectadores empaticemos con el héroe/antihéroe ya que ¿Quién no tiene secretos ocultos e inconfesables? Y el prota más aún, pobrecito, que lo está pasando muy mal con sus impulsos sexuales. Quizá Vermut no quería justificarlo pero ahí está en la peli y ahí están sus entrevistas. En una de ellas además comenta que menos mal que está la vida virtual para poder ser más civilizados en la sociedad real. Esto me recuerda a los defensores de la prostitución con sus super argumentos tipo “menos mal que están las prostitutas porque de lo contrario habría más violaciones”. Además, el chico decide cometer el delito después de que le deje la novia… ¡Ay si no lo hubiera dejado! Que ya sabemos por dónde vas, Carlos.

Al final, con ese enorme peso de la culpa femenina, tras saber de su intento de suicido, ella cambia de opinión y se queda a su lado a cuidarlo. O sea, él consigue redimirse y ella, personaje dependiente de él, se come el marrón de cuidarlo conociéndose como mucho un año o unos meses diría yo (de hecho, antes de cuidarlo a él estaba cuidando de su padre moribundo, la chica no gana para disgustos. Y digo yo, ¿Qué chica hoy en día decide quedarse a cuidar de un tío que le conoce vagamente y que además le repulsa?). Pero lo importante es él y la salud mental de ella puede esperar.

La verdad que, a pesar de que muchos personajes femeninos en el cine siempre acaban dedicándose a los cuidados (parejas, familiares), me hubiese gustado más que la película se centrara en ella, más hipnótica, y mostrara cómo es su vida dedicada otros con sus incongruencias y complejidades, y no la del tipo que tiene una filia y encima hay que quererle. O, también, mostrar el tema de la pedofilia desde otro punto de vista más cuidado ya que no es un tema baladí y el director tenía en sus manos un buen inicio narrativo que , sin embargo, lo ha llevado cuesta abajo y sin frenos. 

Considero todo esto muy importante, por que, como la gran Pilar Aguilar dice a menudo, el CÓMO se cuenta una historia es primordial (no es que no se pueda hablar de temas tabú o controvertidos, sino cómo lo narras). El cine es un potente educador del imaginario social y historia tras historia, repetición tras repetición, se va modelando el pensamiento de la sociedad y Vermut, con la manida historia del héroe cuidado por una mujer, no transgrede nada.


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